¿Merece Miguel Tejada que lo sacrifiquemos... o hay otros, como Leonel? (*)
¿Merece Miguel Tejada que lo sacrifiquemos... o hay otros, como Leonel? (*)
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Nemen Hazim Bassa
Ingeniero Mecánico
Sobre mí
Graduado de Ingeniero Mecánico Electricista Magna Cum Laude (UASD). Ni vota ni cree en la democracia representativa, invento de los norteamericanos para darle sustancia política a su capitalismo rampante. “Nunca podrá ser igual el voto de la ignorancia al voto del conocimiento”.Este no es solamente el mal ejemplo de Sammy Sosa, como titulara un medio digital dominicano; es el mal ejemplo de toda una sociedad... Es el mal ejemplo de sus gobernantes (Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Joaquín Balaguer y Salvador Jorge Blanco son los mejores "baluartes" en la reciente vida republicana), que han hecho del erario fuente de enriquecimiento ilícito y acelerado; del poder, instrumento para obtener todo con el menor esfuerzo y el mínimo sacrificio, hurtando las pertenencias del pueblo y traficando con la influencia del cargo; de la voluntad del pueblo, lo que se les ha antojado, incluso asesinando adversarios por sus ideas...
Es el mal ejemplo de sus gobernados: ignorantes, despreocupados, permisivos, pendejos, serviles... "atributos" propios de una estructura social típica de la baja pequeña burguesía en la que prima el escalamiento de capas a como dé lugar, sin importar las barbaries a cometer en la consecución de metas...
Es la teoría de la espera porque, en todo caso, el turno para robar y engrandecer a costa del sudor de los demás llegará a cada quien... Es el mal ejemplo de una sociedad cuyos valores fundamentales radican en la trampa, el oportunismo, el chantaje, la mentira, la corrupción, las inmoralidades... Es lo que antes, cuando aún la sociedad no se había podrido a tal nivel, llamábamos "inversión de valores", palabras erradicadas del vocabulario bachatero dominicano para dar paso a otras cuyos orígenes radican en el tigueraje y la chercha.
No debe sorprendernos para nada lo de Miguel Tejada, el pelotero que muy bien fue bautizado como “el de la patria”, por su constante entrega en eventos internacionales representando los colores de la bandera dominicana… no debe sorprendernos su reincidencia, ni la de Alex Rodríguez, ni la de Manny Ramírez. No debe sorprendernos la ilegalidad de Sammy Sosa, como tampoco la de David Ortiz, Melky Cabrera, Bartolo Colón o Nelson Cruz…
¿Por qué no debe sorprendernos que estos extraordinarios jugadores dominicanos, en su afán de escalar y mantener el estrellato, hayan incurrido, algunos con reincidencia, en actos reñidos con la ley, la moral, la ética… y las buenas costumbres? Respuesta muy simple a la luz de lo que como sociedad somos: si los letrados, cultos, inteligentes, brillantes y bien formados jefes de Estado que hemos tenido no han honrado esos valores (con las debidas excepciones que, desde que Cristóbal Colón descubrió estas tierras, no llegan a cinco) que se suponen intrínsecos para el buen desempeño que debe regir una sociedad, ¿qué puede esperarse de esa cantidad de “juanes del pueblo” que no fueron a la escuela ni cultivaron intelecto?… ¿Qué puede esperarse de esos muchachos criados, en lo que concierne a la estructura política del Estado, sin paradigma de bien en un medio forjado bajo la miseria moral, la permisividad y la impunidad?
¿Existe alguna diferencia entre la forma de actuar de Miguel Tejada y los demás mencionados con la forma de actuar de Leonel Fernández? Miguel Tejada, como los demás, merece nuestro perdón y el más alto reconocimiento por la labor que ha desempeñado dentro de una sociedad de leyes y reglas en la que, incluso, un jefe de Estado fue destituido de su cargo por hacer lo mal hecho. Su felonía es responsabilidad de todos los que hemos contribuido a formar trepadores y oportunistas.
¿Qué jefe de Estado o algún otro funcionario ha sido destituido de cargo alguno o sometido a la acción de una justicia imparcial en los gobiernos de la entelequia política llamada Partido Reformista Social Cristiano (PRSC); del símbolo de reproducción de conflictos internos llamado Partido Revolucionario Dominicano (PRD, el único que ha pagado, simbólicamente, por los desmanes cometidos); o del prototipo del cuatrerismo, la indolencia, la simulación y la burla que se conoce como Partido de la Liberación Dominicana (PLD, al que a la L de sus siglas debería adjudicársele una connotación más próxima a la realidad de su cotidianidad)?
¿Puede esperase algo bueno de una sociedad cuyos paradigmas descansan en el robo, la simulación, el chantaje, el oportunismo, el caliesaje, el lambonismo, la mediocridad… y otros calificativos que lo único que hacen es avergonzarnos ante el mundo? Somos un sociedad que vive al acecho para la ejecución de la maldad, y sus peloteros no están exentos, aún jugando en un país en el que la ley funciona como una dictadura. La osadía y los afanes por destacar o descollar no encuentran obstáculos, menos si la mayoría de los comportamientos descarrilados proviene de la baja pequeña burguesía…
La dominicana es una sociedad basada en la mentira, la simulación y la apariencia. «El pequeño burgués de las capas baja, baja pobre y baja muy pobre, cuando adopta una definición ideológica, la alimenta con sentimientos y emociones que lo empujan a “destacarse socialmente", a "escalar posiciones que lo distingan"; sólo le interesa darse a conocer y nada más…
«De ellas sale tanto el guardia y el policía como el activista político, que vota convirtiendo ese acto en una inversión que, cree él, conoce muy bien el candidato por el cual sufragó. Está totalmente convencido de que el voto que emitió fue el que hizo presidente de la República a su candidato y que este también lo cree, por lo que espera una “retribución material" a cambio…
«El bajo pequeño burgués hace lo impensable para subir en la escala social: miente, roba, inventa chismes, mata, traiciona; a su madre critica si le da la espalda. Se cree amigo personal de militares y funcionarios que no conoce; "sabe de todo", calumnia, fabula; repite lo que oye y lee sin constatarlo y su alma vende, al diablo de ser necesario, por la exhibición y la obtención de bienes materiales. De él se puede esperar cualquier atrocidad sin importar la magnitud de la misma…» (La baja pequeña burguesía y el neotrujillismo, Foro de Nemen Hazim)
¿Debemos sacrificar a quien nos brindó tanta alegría? ¿Debemos atravesar con la espada a quien se entregó en cuerpo y alma por defender los colores de la patria? ¡No! Antes de llegar a los Miguel Tejada, Sammy Sosa, Manny Ramírez, Alex Rodríguez y otros debemos, primero, y en un parque público, usar esa espada contra los Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Félix Bautista, Héctor Rodríguez Pimentel, Felucho Jiménez, Vincho Castillo, Carlos Morales Troncoso, Eligio Jáquez, Rafael Alburquerque (ese que fue el artífice, burlándose de los demás congresistas, de la fórmula que prevalece para "fijar" los precios de los combustibles), Amable Aristy Castro, Alejandrina Germán, Reynaldo Pared Pérez y todos los demás que harían este corto escrito un listado parecido al que se requiere para implementar el paredón y dejar el país limpio de carroña.
Ing. Nemen Hazim
San Juan, Puerto Rico
18 de agosto de 2012
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